Reunión previa
Llego al abarrotado salón, 30 personas entre sentadas y buscando su lugar. Saludo a caras conocidas y a los nuevos, da gusto ver una comunidad jóven y vibrante. Tras un inicio un poco lento, nos organizamos. Me incorporo al grupo 1, auto-denominado «Equipo Alfa», en apariencia el más numeroso. No tardamos más que una hora y estaba todo arreglado, comenzaremos mañana a las 6:30 A.M. en el sitio designado. Era el 119º Conteno Navideño de Aves, dijeron que el 15º en la ciudad. Al salir de la reunión hay neblina en la ciudad, me voy esperanzado a que mañana esté despejado, de lo contrario será un día frustrante.
Inicio del día
Al cuerpo le cuesta levantarse a la hora acordada, un rápido vistazo al equipo, que esté todo y en órden. Voy en camino, cruzando calles acobijado por éste característico frio invernal. ―¡Buenos días!, nos decimos en coro conforme vamos llegando. Me doy cuenta que hay trabajo empezado, gorriones, chipes y palomas están ya anotadas en la lista, no pasó mucho tiempo cuando llegó el momento de dar inicio a nuestro viaje.
Hay bruma sobre el agua de la Presa y el sol de frente, cuesta distinguir las aves cuando pasan volando. Veo mi foto del Halcón Peregrino con tristeza, pues está tan desenfocada que puede pasar por cualquier Zenaida, doy gracias a los expertos del grupo que de reojo pueden distinguir casi todas las aves.
La mañana va pasando con un buen número de especies registradas, Tordo Sargento, Pelícano Blanco Americano, Pradero del Oeste, Garza Blanca, Ganadera, Dedos Dorados y Morena, todas aquí. Tambien están los de siempre: Zanate Mayor, Cernícalo Americano, Pinzón Mexicano, Paloma Doméstica, Papamoscas Negro y Llanero. Llegamos al final del camino, el barro profundo nos convence de ello tras un largo debate. En el camino de regreso me separo del grupo, espero un poco y un Jilguerito Dominico y una Perlita Azulgris me regalan unas excepcionales fotos.
Regresamos al punto de encuentro, a Ernesto, el líder del grupo, le están entrevistando para la televisión, que por cierto, me sorprende que siga existiendo. Súbitamente mi pierna izquierda me recuerda la caída que sufrí la semana pasada. Esa herida de 6 centímetros en la espinilla será un recordatorio para pensar dos veces antes de actuar. Por lo menos puedo descansar unos minutos.
Siguiente punto del mapa
Nos quitamos las chamarras gruesas, el frío de la mañana ha pasado, justo a tiempo para el cambio de ubicación. Pero lamentablemente el Parque está cerrado, tenemos que conformarnos con montar un puesto de observación desde una colina. Hay un tramo que no estoy dispuesto a realizar por el intenso dolor, sabía que hiba a ser un día difícil, el recuento de especies que no habia visto antes hace que valga la pena el esfuerzo. Cuando regresan los más aventurados me confirman que me perdí de tres Correcaminos Norteños… por un momento duele más que la pierna. Busco en la mochila la botella de agua, me doy cuenta que la mano no va a alcanzar a llegar al refrigerador de casa, donde se quedó antes de salir, mal plan.
Bajamos la colina y nos adentramos al pequeño bosque, algunas aguilillas a lo lejos nos levantan el ánimo. Siguiendo el arroyo vimos unos Gorriones Corona Blanca que espantaron a un Rascador Moteado, ¡mira que si es un buen dia!. Y casi chocamos sin darnos cuenta con la Aguililla Pecho Rojo que veníamos siguiendo, un poco más adelante otra Garza Dedos Dorados muy coqueta posando en el techo de una casa. Descansamos unos momentos cerca de ella, me viene muy bien, el dolor cesa un poco. Los burritos de frijol que compartieron nos dieron la excusa perfecta para platicar más sobre todos nosotros, no todo son pájaros en este dia, digo yo. Retomamos el camino y llegamos a un Club Deportivo, nos otorgan permiso de entrar, pero no hubo sorpresas.
Medio día
El hambre nos avisa de la siguiente parada y con muy buen tino, ―Los últimos del día, güero ―dijo el taquero en tono alegre―. Afortunadamente todos comimos, poco o mucho, pero todos. Van tres descansos en las ultimas dos horas, el grupo está cansado. Duele la pierna. Acordamos regresar al primer punto del día, pero del otro lado de la rivera, por lo que nos subimos al transporte público y creo, por las caras de los pasajeros, que fuimos un gracioso espectáculo, todos con esas mochilas, con los tripiés y los telescopios, la ropa en colores apagados o de camuflaje, algo desgastada y con la suciedad acumulada a lo largo del camino, con los sombreros anchos típicos de los pajareros, el calzado lleno de los residuos de la discusión que tuvimos con el barro al final del primer sitio, de esas veces que hasta tu pareja te manda a bañar. ¡Bajan, por favor!
Casi llegamos al sitio, descendemos por una montaña de escombros, con mucho cuidado para no quedar tendido en el terreno. No sería gracioso salir de aquí magullado, herido y enojado. Despacio, si, despacio.
Finalmente estamos otra vez a nivel del agua, precioso momento para descansar y volver a contar miríada la de gaviotas. De pronto Ernesto agitado pide auxilio, nos toma un poco por sorpresa, una Gaviota Occidental ha caido en la cercanía, enredada desde las patas hasta el pico, es increíble, tiene ese cordel por todo el cuerpo, su cabeza está retorcida hacia la cola de manera que no puede volar recta, que digo, ¡no puede volar! Por eso se estrello hace un rato, claro. Nos lleva varios minutos quitarsela toda, me sorprendió cómo se quiso desquitar con mi dedo cuando traté de ayudarle, por fortuna hay una compañera con mucha más habilidad en estas cosas que yo. Conforme le están cortando el hilo se ve su lengua, casi cercenada, documentan el hecho, prefiero no tomar esas fotos, no hoy. Cuando la liberamos duró varios minutos bañandose y tomando agua, la pobre la había pasado muy mal. No sabemos si sobrevivirá, pero de no haber estado ahí, seguro que no la cuenta.
Llegamos al último punto de observación que nos guardó una recompensa, tres Mergos Copetones paseandose, varios Patos Coacoxtle, Patos Monja, Patos Tepalcate y Patos Pico Anillado, ¡misión cumplida! Sólo falta ir a la reunión para entregar los resultados del conteo, que según el filólogo designado que heredó la libreta de anotaciones, hay por lo menos 60 especies únicas.
Al fín
El día tiene preparada una última sorpresa, ya había planificado una foto con varios días de anticipación, pero debido a la caída y el subsecuente dolor en la pierna, se me olvidó por completo. La luna llena será en dos días, la fecha marcada para hacer la foto, mejor hacerla ahorita que ya estoy aquí, no tengo la cámara con la que esperaba tomarla ni el resto del equipo que pensé traer, ni hablar. Vamos viendo: la luz que arroja la tarde es muy placentera, las nubes al fondo le dan profundidad a cielo, veo una fila de Gaviotas Occidentales remontando, me van a quedar en filita, me apresuro a medir, encuadrar y…
Listo, podemos irnos a casa, tenemos un excelente registro y una muy buena foto de despedida.